El vidrio fotovoltaico es un material de construcción innovador que surge para dar respuesta a la necesidad de obtener energía de forma limpia y segura, sin dañar el medio ambiente a diferencia de las energías no renovables. Este material puede variar su aspecto para adaptarse a todo tipo de proyectos BIPV.

El vidrio fotovoltaico, formado por silicio amorfo o cristalino, dispone de un inversor solar que convierte la corriente continua recibida de la radiación solar en energía alterna, capaz de abastecer a la red eléctrica.

La radiación solar llega hasta el material, que recibe los fotones del sol. La energía electromagnética que poseen dichos fotones es filtrada a través de un inversor solar, que convierte la corriente continua de dicha energía en corriente alterna, para poder abastecer a la red eléctrica. Además, en este proceso se filtran las radiaciones infrarrojas y ultravioleta, para mayor seguridad del sistema.

Las siglas BIPV hacen referencia a Building Integrated Photovoltaics, que en español se traduce como energía fotovoltaica integrada en edificios. En un proyecto BIPV se integra la tecnología fotovoltaica mediante la aplicación de vidrio fotovoltaico, entre otros sistemas.

El silicio amorfo o a-SI tiene una apariencia más estética que el silicio cristalino o c-SI. Además, funciona mejor en condiciones de baja luz. El c-SI, por otro lado, es mucho más eficiente ya que tiene una potencia máxima nominal por metro cuadrado muy superior. Dependiendo del tipo de proyecto, se opta por integrar uno u otro tipo de vidrio.

La electricidad generada puede utilizarse para el autoconsumo inmediato o acumulativo, y también puede enviarse a la compañía de suministros eléctricos obteniendo una compensación por ello.

Este material es muy versátil y puede integrarse en multitud de espacios, entre los cuales se encuentran las fachadas, ventanas, muros, cortinas, pérgolas, marquesinas, lucernarios, mobiliario, etc.

Sí. Este material se fabrica en una amplia gama de colores y transparencias para adaptarlo a cualquier diseño arquitectónico.

Sí. Además, el peso de ambos materiales es prácticamente el mismo, puesto que la tecnología fotovoltaica no incrementa el tamaño del vidrio.

Es un sistema de certificación de edificios que cumplen con unos criterios de sostenibilidad previamente establecidos, relacionados con la eficiencia energética, el empleo de energías renovables o la mejora de la calidad ambiental entre otros aspectos.

La integración de este material en una edificación puede suponer la posibilidad de obtener hasta 6 puntos más en la certificación LEED.

Es recomendable que el vidrio reciba un mantenimiento periódico para garantizar la efectividad del sistema. Al igual que el vidrio convencional, este material, sometido a la acción de los agentes externos y climatológicos, puede ensuciarse y mancharse, viéndose reducida su eficacia. Para su limpieza se recomienda utilizar una mezcla de agua y detergente neutro con un 3% de amoniaco y un agente tensioactivo. A la hora de la limpieza, hay que tener especial cuidado para no dañar las conexiones o selladores de PV.

Ante cualquier rotura, debe ponerse en contacto a la mayor brevedad con el proveedor del material.

La instalación de este material puede suponer un coste elevado al principio. Sin embargo, en el largo plazo puede resultar muy rentable, puesto que es capaz de generar energía eléctrica de forma totalmente gratuita.

El retorno de la inversión está sujeto a multitud de factores, entre los cuales se encuentra principalmente la localización del material y la cantidad de radiación solar que recibe.